dijous

Repercusiones de los poderes económicos


Uno de los problemas por los cuales el sistema político se encuentra en un estado tan degradado es que el punto de mira ya no es el bienestar del ciudadano, ahora lo es el dinero. El objetivo principal de las grandes empresas es obtener el máximo de beneficio, pasando por encima de la dignidad de las personas si es necesario. Los poderes económicos son realmente los que dirigen el mundo y no los gobiernos.
“En vez de utilizar sus recursos técnicos y materiales, que habían experimentado un incremento extraordinario, para construir una ciudad maravillosa, los hombres del siglo XIX construyeron suburbios deprimentes que según los criterios de la empresa privada eran rentables, mientras que la ciudad maravillosa, pensaban, habría sido una extravagancia que, en la estúpida jerga de la moda financiera habrían hipotecado el futuro…La misma regla de cálculo económico autodestructivo gobierna todos los ámbitos de la vida. Destruimos la belleza del paisaje porque los esplendores de la naturaleza, de los que nadie se ha apropiado, carecen de valor económico. Seríamos capaces de apagar el sol y las estrellas porque no dan dividendos.”
 Cita de John Maynard Keynes,
                                                                                  Algo va mal, 
Tony Judt, 2010.      

Este párrafo hace una síntesis de lo que está ocurriendo en nuestros días, y que ya había ocurrido anteriormente, en el período neoliberal. Está desapareciendo el Estado del bienestar. Las políticas que adoptan los gobiernos no tienen ningún tipo de control sobre la economía. El Estado tan solo puede seguir las directrices que tiene marcadas; mientras tanto las multinacionales se van abriendo camino y aumentando su poder. Eso implica  una redistribución de las rentas y un debilitamiento de la clase media; que es la que da estabilidad al sistema.
El eterno debate actual: “La disconformidad debe permanecer dentro de la ley y tratar de alcanzar sus objetivos a través de los canales políticos. Pero con esto no estoy defendiendo ni la pasividad ni el compromiso. Las instituciones de la república han sido degradadas, sobre todo por el dinero”. Algo va mal, Tony Judt, 2010, página 159.

Los mercados están fuertemente concentrados. Se está dando lugar a una desregulación del trabajo y mucha precariedad laboral. Vamos a verlo con un ejemplo claro: la educación y la sanidad eran los sectores “resistentes e intocables”, y en estos momentos, son los que más están sufriendo.  La privatización del sector   sanitario y  educativo parece estar a la vuelta de la esquina como si de una solución se tratara cuando el hecho es que no hará más que agravar las desigualdades s sociales.
La lógica comercial no para  de crecer y expandirse. Esto ha llegado al punto de conseguir legitimar un poder no democrático: los mercados y los bancos. Los bancos han tutelado a  los mercados según sus intereses; a pesar de ello nosotros no los hemos escogido, no se han hecho elecciones en donde el ciudadano pudiera  votar y escoger esta opción. No ha sido voluntad del ciudadano.  Éstos se han ido abriendo camino hasta que finalmente se han impuesto como algo absolutamente normal y natural. Está condicionando inevitablemente nuestras vidas más allá del ámbito laboral. Estamos siendo testigos de un atentado contra la dignidad de las personas. La economía ya ha pasado a situarse en primera línea. Y lo peor es que no hay sanciones para ellos, exceptuando algún caso aislado, y se les recapitaliza, ¿Para qué? ¿Para volver a caer en el mismo error? ¿Qué esperan los gobiernos para actuar donde la herida supura? ¿No hay valentía política? ¿No hay directrices claras? ¿Hacia dónde vamos?
Es cierto que “no podemos reconstruir nuestra lamentable conversación si no estamos lo bastante indignados por nuestra condición presente” (algo va mal, Tony Judt 2010, página 156). Y puede que aún no se haya llegado al límite de lo que los ciudadanos pueden aguantar. Pero de hecho ya se están  produciendo  movimientos sociales que buscan no subordinarse a la política institucional, un claro ejemplo es el del 15-M que sigue trabajando aunque los medios parece que hayan silenciado su fuerza o al menos bajado el volumen.  ¿Es que a caso ya no es noticia?

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