dissabte

Un creciente desprestigio por la política



En palabras de Tony Judt: “Sin embargo, es todo lo que tenemos. Las elecciones al Parlamento, al Senado y a la Asamblea Nacional siguen siendo nuestro único medio de convertir la opinión pública en acción colectiva dentro de la ley. Así que los jóvenes no deben perder la fe en nuestras instituciones políticas“. Algo va mal, 2010, página 159.
La participación ciudadana en las decisiones y acciones de la política debería ser una condición indispensable para sostener, desarrollar y transformar la sociedad en la cual vivimos, para mejorarla. El derecho a la información, consulta y transparencia de las actividades políticas debería ser fundamental. Porqué la política y el cambio político involucran a las personas, hasta el punto de llegar a condicionar sus vidas. Al pasar por alto a las personas y sus organizaciones, se paga con incomprensión, resistencia o, peor aún, apatía, por parte de los ciudadanos hacia los que engendran políticas despreciables.
“Tenemos que volver a aprender cómo criticar a quienes nos gobiernan. Pero para hacerlo con credibilidad hemos de librarnos del circulo de conformidad en el que tanto ellos como nosotros estamos atrapados” Algo va mal, Tony Judt, 2010, página 156.
Aceptamos lo que tenemos y vemos por el simple hecho de que es así como nos lo han inculcado. Nos hacen creer que hay un solo modo de vida, una opción, y esta es el capitalismo, en el cual estamos sumidos. Debemos ampliar nuestra visión del mundo, comprender cuál es nuestra situación y analizarla. Ser críticos con los que nos rodea y cuestionarnos todo aquello que no comprendamos. Este es el primer paso para salir del “circulo de conformidad”, bajo mi punto de vista.
De hecho, esto ya está ocurriendo. El poder político se está viendo inmerso cada vez más en un importante desprestigio  y cuestionamiento. El problema es que la actividad política institucional produce una desconfianza generalizada por culpa del abuso de poder, la demagogia, los engaños, las verdades a medias, la corrupción, la alta rivalidad entre partidos que resulta irritante. A todo esto se le suma que un partido que incumple su programa electoral, no le sucede absolutamente nada. No se le impone ningún tipo de sanción, no se le obliga a “cumplir su programa” cual un contrato se tratara,  y a final de mes sus miembros seguirán cobrando y mantendrán su cargo. El castigo, en el mejor de los casos, vendrá cuando acabe su legislatura si no resulta reelegido.
Tony Judt da un ejemplo de este escenario: “Ningún estado democrático debería poder lanzar una guerra ilegal sustentada en una mentira deliberada y no tener que responder de ello” Algo va mal, 2010, página 156.
El resultado de todo esto es que la sociedad deja de participar en la vida política no ejerciendo el único derecho que le otorga la democracia: el derecho a voto. Es decir, la sociedad deja de interesarse por la vida política. La apatía y el desinterés se adueñan de buena parte de los votantes. De hecho el abstencionismo podría llegar a ser un partido político que ganara las elecciones, debido a su creciente aumento. Recientemente y en la última contienda electoral un nuevo partido ha surgido como consecuencia de esta situación: “escaños en blanco” promete dejar tantos escaños en blanco como representación tenga para visualizar, precisamente, este descontento popular y esta indignación por la falta de ética y profesionalidad de la clase política reinante.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada